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Cultural |
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Juan Fernando Covarrubias Pérez
Danza “defeña” Mujeres en escena Lecciones de arte religioso |
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«Curiosamente, los votantes no se sienten responsables de los
fracasos del gobierno por el que han votado»
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Obra mural
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«Gran dolor experimen«Gran dolor experimentó tu corazón al enterarte del estado de gravidez de María... Mas dejando todo atrás, te entregaste en manos de la Divina Providencia y un inmenso gozo inundó tu corazón al llegar Jesús al mundo... El dolor lastimó tu corazón al realizar en el divino Niño el rito de la circuncisión, pero llegó el gozo al imponer al Niño el nombre de Jesús... Experimentaste el dolor de perder sin culpa tuya al divino niño, pero grande fue tu gozo al encontrarlo sano y salvo en el Templo de Jerusalén...» (¿referencia?).
Fue, precisamente, la vida de San José, basada en pasajes bíblicos de dolor y gozo, donde se muestra a un hombre lleno de fe y de amor incondicional a Dios Padre y a su plan de salvación, lo que inspiró a Ricardo Copado a representar, mediante un mural y a manera de legado de una vida ejemplar, los «dolores y gozos» de un hombre santo, que se convirtió en la fuente principal de inspiración de su obra.
Juventud al servicio de la Iglesia
Para el artista plástico Ricardo Copado no existe una mejor forma de agradecer a Dios los dones artísticos proveídos por Él, que dedicarle su primera obra mural. Así lo expresó en entrevista para Semanario.
Para este joven de 24 años, egresado de la Universidad de Guadalajara, el tiempo y el trabajo que le llevó el estudio del Evangelio y de la vida de San José, así como el año que empleó para la realización del mural, le sirvieron para reflexionar sobre el papel que un artista católico debe desempeñar dentro de su comunidad: «El artista católico debe ser precursor del arte religioso, ya que tiene la responsabilidad de recuperar aquellos espacios que grandes pintores ocuparon precisamente al ejercer y resaltar estos aspectos, ya que en la actualidad predominan las tendencias modernas».
Entre los suyos
Este joven artista plástico es miembro de la comunidad del Templo Josefino de San José de los Poetas, y fue durante su adolescencia, parte del coro de esta parroquia. Es precisamente en este templo que lo vio crecer, donde decidió, con la anuencia del Capellán Alejo Cortés Urbano, realizar su obra Dolores y gozos. Destino de José, que está integrada por siete murales, es decir, siete capítulos de la vida de San José. Se trata de una obra de conjunto, aunque cada uno de los murales puede entenderse por separado.
En el primero se ilustra la anunciación del Ángel a San José; en el segundo, el Nacimiento de Jesús; el tercero ejemplifica la circuncisión del Niño; el cuarto, la profecía de Simeón; en el quinto se ilustra la huida a Egipto; el sexto, el regreso a Nazaret y el séptimo, el Niño perdido entrando al Templo de Jerusalén. Éstos, en conjunto, representan los siete momentos más importantes en la vida de San José, según la tradición y la congregación josefina.
Esta obra fue trazada en estilo neofigurativo, técnica que se basa en la expresión de una idea ya existente, pero plasmada de forma subjetiva, es decir, lleva impregnada la personal y particular forma de expresión del autor. Maneja los contrastes de colores y el movimiento, lo que lo hace ser una obra con mucha vida.
Durante la inauguración de esta obra mural, a cargo del sacerdote josefino Alejo Cortés Urbano, éste manifestó que la obra representa un caso único dentro de la diócesis, ya que no existe ninguna otra que ilustre los pasajes más importantes, los dolores y gozos de San José.
Promesa del arte religioso
Ricardo Copado ha realizado exposiciones colectivas e individuales, así como proyectos de arte, junto con otros artistas. Ha expuesto en museos y galerías de la ciudad de Guadalajara, y participado en concursos como: «Jóvenes promesas de la plástica jalisciense», donde tuvo un cuadro seleccionado; ha expuesto, además, en el Museo de Arte Moderno, en el Museo de las Artes y fuera de la ciudad; ha llevado sus obras a varios municipios jaliscienses, como Tecalitlán, Ayutla y Tapalpa. Asimismo, ha enviado cuadros a bienales de concursos nacionales en Michoacán y Colima.
El mural Dolores y gozos. Destino de José se encuentra expuesto en el Templo Josefino de San José de los Poetas, que está ubicado en la calle Rómulo Velasco No. 3368, Col. Jardín de los Poetas, en Guadalajara.
En Tonalá, como en varias poblaciones de nuestro Estado, se festeja al Apóstol Santiago con una serie de manifestaciones religiosas y culturales, que incluyen la Danza de los Tastoanes, o moros y cristianos como se le conoce en otras regiones. Estas manifestaciones se inician el 25 de julio, y suelen concluir hasta el mes de septiembre; han perdurado a través de los años y en ellas se puede apreciar la fusión de dos culturas: La indígena y la española.
El inicio de una festividad que perdura
Cuentan los historiadores que el 25 de marzo de 1530 arribaron los conquistadores españoles a Tonalá o Tonallan (de Totonqui-Caliente y Tonalli-Sol). Lugar caliente o por donde calienta el sol, que en aquel tiempo era gobernada por la reina Cihuapilli-Tzapotzintli («Señora dulce fruta de zapote»), quien luego de consultar a sus tlatoanis, recibió en paz a los conquistadores españoles.
Los indígenas de Coyula se inconformaron con la decisión de la reina, y por ese motivo se enfrentaron a los españoles, capitaneados por Nuño de Guzmán, quien ofreció la paz a los nativos, misma que rechazaron y arremetieron contra los conquistadores en reñida y sangrienta batalla.
La leyenda narrada por Fray Antonio Tello, autor de la Crónica Miscelánea de la Santa Provincia de Jalisco, indica que la batalla escenificada por españoles e indígenas en 1530, cuando se inició la Conquista, fue decidida por la aparición del Apóstol Santiago, quien salió en defensa de las tropas españolas.
Dice la narración que esa batalla duró horas y en ella murieron quince mil indios; «los nuestros encontraron gran suma de indios escondidos en hornos o aposentos y que les dijeron que cuando habían quemado imágenes, salió un hombre en un caballo blanco, con una capa colorada y una cruz en la mano izquierda y otra en el pecho, con una espada desenvainada echando fuego, con su gente, los quemaban y cegaban de miedo, eso los ahuyentó...».
La versión que llegó a los historiadores describe la cruenta batalla y cómo surgieron los tastoanes, heridos y maltrechos, con rostros deformes, como escarmiento a los rebeldes que pelearon contra aquéllos que iban a conquistarlos y a sentar las bases de la catequización.
En recuerdo y honor
Las máscaras de los tastoanes están «decoradas» con serpientes, arañas, lagartijas y otros animales de aspecto repugnante, que tienen como objetivo demostrar esa penitencia que tenían que purgar quienes osaron desafiar el poder del conquistador; de esta manera, es como ahora se presentan en el juego ritual del 25 de julio, que es cuando se recuerda esta batalla y la aparición del Santo Apóstol Santiago.
Estas fiestas santiaguistas se celebran, además de Tonalá, en Nestipac, San Juan de Ocotán y algunas otras poblaciones prehispánicas, evangelizadas por los franciscanos, dirigidos por Fray Antonio de Segovia, quien «puso al pueblo de Tonalá por título: ‘Santiago de Tonallan’».
Ahí están los tastoanes de Tonalá, de Nestipac, de Moyahua, de San Juan de Ocotán, de los barrios viejos de Mezquitán y San Andrés, barrio que también festejaba al Santo Apóstol, hasta principios del siglo XX.
Historia que avala tradición
Siendo la danza de los tastoanes muy típica de la Nueva Galicia en la que se recuerda las fieras luchas que tuvieron los conquistadores españoles con los indígenas chimaloacanos, estimamos necesario reproducir algunas palabras, al respecto del erudito historiador tapatío, don Alberto Santoscoy, quien dice textualmente: «Nada más abigarrado que el conjunto que presenta aquella fantástica turba; enormes mascarones de barro o de cuero, bien imitando un rostro humano, grotesco o feroz, ya de cualquier animal (un perro, un asno, un gato, un lobo o un gallo) cubren los rostros de los danzantes; sobre la cabeza ostentan desmesurada peluca de colas de res de distintos colores, que hacen de cada cabeza una verdadera ‘cabeza de Medusa’...».
Tal es la fiesta de los tastoanes: Atractiva a pesar de la ridiculez y
la pobreza de su vestuario; llena de expresión, por la franqueza y el buen
humor de los concurrentes.
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